Madrid 2003

La ilusión de un primer proyecto, como esta reforma una panadería en 2003, es algo que marca profundamente.

La emoción de empezar algo nuevo, la responsabilidad de transformar un espacio y la creatividad desbordante al visualizar lo que ese lugar puede llegar a ser.

Todo es un aprendizaje constante, desde los primeros bocetos hasta el manejo de los materiales y la interacción con los clientes y el equipo de trabajo.

Es un momento donde cada decisión importa y deja huella, porque fue mi primera oportunidad de mostrar mi estilo, mi capacidad de resolver problemas y la forma en la que lograr combinar funcionalidad y estética

Recuerdo algún detalle especial de ese proyecto que me ha llenado de orgullo, especialmente cuando logras aprovechar al máximo el espacio y resaltar los detalles arquitectónicos originales.

Mantener la esencia de un lugar y combinarla con una visión fresca es un equilibrio delicado pero muy gratificante.